Cercano a la ciudad de Huesca, este paraje extraordinario paraje solitario, de imponentes paredes rocosas y desde el que se contempla un magnífico paisaje, en el sector noroccidental del Parque Natural de Sierra y Cañones de Guara, recibe su nombre en honor a uno de los personajes más legendarios de la Edad Media, el valeroso caballero galo Roldán. Cuenta la leyenda que cuando Roldán, al mando de la retaguardia del ejército carolingio, se retiraba hacia Francia, hostigado desde el sur, fue rodeado en la peña de San Miguel. Roldán, para liberarse de sus perseguidores espoleó a su caballo que, de un salto, alcanzó la peña de enfrente, sorteando el abismo, dejando marcadas sus huellas en la propia roca.

El Salto de Roldán formado por dos impresionantes mallos, la peña San Miguel (o de Sen) y la peña de Amán (o de Men), formaciones vertiginosas verticales de conglomerados, entre los cuales discurre el río Flumen.

Los mallos se han formado por la erosión del río sobre los distintos niveles de conglomerados depositados en la era del Terciario. Todos los mallos cuentan con distintos niveles de dureza de la roca. A veces, la roca se fractura formando mallos aislados, como el caso de la Peña del Fraile.

Este tipo de ambientes geológicos y con variación de corrientes de aire son hábitat preferido por numerosas aves rapaces, destacando el buitre leonado, que aprovecha las oquedades de la roca.