A muy pocos kilómetros de Huesca y distante de su localidad vecina, Chimillas, tan sólo un kilómetro, Banastás nos permite pasear con tranquilidad desde Huesca y en sus alrededores.

La localidad se sitúa muy cerca del río Isuela, en la llanura que se extiende bajo la sierra de Gratal, una zona bastante fresca y ventilada, donde Pedro I, rey de Aragón, ordenó la repoblación con almendro y olivo tras la conquista de Huesca.

Banastás sufrió gravemente el desarrollo de la Guerra Civil. De hecho, su destrucción fue tan acusada que hubo de ser reconstruida posteriormente por el Servicio de Regiones Devastadas.

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Un curioso hito arquitectónico lo constituye la caseta de las cruces, dedicada a conectar las acequias, que data de los siglos XV-XVI.

Muy recomendable por su belleza, sobre todo en los momentos de transición estacional, es el recorrido por el humedal de Cortés, que nos permite continuar la senda hasta Banastás, y también hacia Chimillas.

Siguiendo con el patrimonio natural, hemos de incluir el “Carrascal de Nisano”, un amplio bosque de encinas, el único de llanura de la provincia de Huesca, con una importante extensión de bosque rodeado de campos de cereal, con grandes encinas aisladas dentro de los campos cultivados. Destaca la Carrasca Becha, un árbol monumental catalogado.

Banastás celebra sus fiestas el 30 de noviembre en honor a San Andrés, y el 8 de Diciembre por la Inmaculada Concepción.

Una comarca, cuatro espacios de contraste

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