Enorme cortada en roca de singular belleza, moldeada por un barranco, y salvada gracias a un primitivo puente de piedra de un solo ojo que surgió como consecuencia de la acción erosiva del río Asabón. Se accede desde Villalangua, cruzando el río y tomando una pista señalizada. Un salto de agua de siete metros nos espera tras caminar durante 15 minutos. Veremos, en nuestro paseo, numerosos buitres. Junto a la foz repararemos en el portillo de la Osqueta, reconocible por su forma de W.