Esta pequeña localidad de la comarca, a escasos kilómetros de Huesca y a orillas del río Isuela, despliega su reducido caserío en la zona meridional del territorio.
De interés para el visitante y curioso de la historia es la ermita de Santa Ana, de origen medieval. Se trata de una iglesia románica de finales del siglo XII o comienzos del XIII, de una sola nave, siendo recrecida en altura en épocas posteriores.
El apelativo de castillo no se refiere a una función defensiva, sino que se relaciona con el uso agrario del territorio. En el Alto Aragón es habitual este topónimo aplicado a las explotaciones agrarias aisladas.
Junto al margen izquierdo del río Isuela, Pompenillo distribuye su escueto caserío en un llano a apenas seis kilómetros de Huesca.
Su reducido casco urbano toma como centro gravitatorio la iglesia parroquial dedicada a la Purificación, obra de moderna construcción.
En sus alrededores se conservan los restos de una villa tardorromana, en la partida “Palpanesa”.
Pompenillo celebra sus fiestas el 24 de septiembre por la Merced.
El pequeño núcleo de Lascasas, que comparte municipalidad con Monflorite, se ubica sobre las llanuras meridionales de la Hoya de Huesca, en la ribera del río Flumen.
Los orígenes del asentamiento se remontan al periodo Neolítico, como atestiguan las abundantes herramientas excavadas en el terreno y hoy conservadas en el Museo de Provincial de Huesca.
En época medieval perteneció al Monasterio de Santa Cruz de la Serós, al ser donado por Doña Sancha a este cenobio.
Su alineado caserío, a ambos lados de una vía principal, acaba en su monumental iglesia parroquial, dedicada a San Bartolomé, que conserva ábside románico y destaca por su torre del siglo XVI.
La localidad celebra sus fiestas el 24 de agosto por San Bartolomé, y se realizan las hogueras de San Antón en enero.
A escasos kilómetros de Huesca, situada en un llano en la orilla izquierda del río Flumen, Monflorite comparte municipalidad con la localidad cercana de Lascasas. De hecho, ambos núcleos fueron señorío y propiedad de Blasco Maza.
Su trazado urbano es irregular, formado por un caserío disperso que acaba generando el espacio central de la plaza, lugar presidido por la iglesia parroquial de San Ramón Nonato, un templo de diseño neoclásico del siglo XIX que fue restaurado en 1977.
No muy lejos de la iglesia, y visible desde la carretera, se encuentra la torre señorial de los López de Gurrea, una potente obra del siglo XV.
Destaca la cercana ermita románica de Nuestra Señora de los Dolores, del siglo XII, de la que sólo se conserva su cabecera, de trebolada configuración, mostrando así uno de sus escasos ejemplos dentro del románico aragonés. Dicha ermita se encuentra situada sobre un banco de arenisca en el que también se han hallado sepulcros excavados.
La localidad celebra sus fiestas el 31 de agosto en honor a San Ramón Nonato, y en enero se realizan las hogueras en torno a la festividad de San Fabián.