Enorme cortada en roca de singular belleza, moldeada por un barranco, y salvada gracias a un primitivo puente de piedra de un solo ojo que surgió como consecuencia de la acción erosiva del río Asabón. Se accede desde Villalangua, cruzando el río y tomando una pista señalizada. Un salto de agua de siete metros nos espera tras caminar durante 15 minutos. Veremos, en nuestro paseo, numerosos buitres. Junto a la foz repararemos en el portillo de la Osqueta, reconocible por su forma de W.
Majestuosos se alzan estos monolitos de piedra junto al casco urbano de Agüero, que hacen de la localidad su sello de identidad.
Estos mallos están formados por conglomerados, cuyo origen está en la acumulación de partículas sólidas procedentes de la destrucción de los relieves pirenaicos, depositada al pie de la montaña por el río Gállego, formando un gran cono de deyección. El aspecto actual de los Mallos se debe a la erosión. Su forma y altura los convierten en lugar idóneo para la práctica de la escalada y otros deportes, además de para la observación de colonias de rapaces, que anidan en este medio.
Entre las formaciones, el monolito de Peña Sola, creado por fractura de una gran masa, sobrepasa los 200 metros en su vertiente oeste. Para la escalada existen varias vías por Peña Sola. No son mallos muy elevados, sin embargo están poco masificados para este deporte.
Impresionantes y únicas son las panorámicas que muestran el conjunto formado por los mallos de Riglos y las casas del casco urbano, visibles desde varios puntos del territorio, algunas presentan estampas tan bellas como la vista al atardecer desde Murillo, o la más extensa desde el Mirador de los Buitres.
Paredes verticales que alcanzan los 300 metros de altura, asentadas junto al pueblo y al curso del río Gállego estos conglomerados calizos se formaron en el Terciario y fueron más tarde erosionados por el agua, la lluvia y el viento hasta formar las paredes actuales, de color rojizo debido a la existencia de hierro y arcillas que resulta espectacular a la caída del sol. Formaciones como el Puro, Mallo Pisón, Mallo Visera y Mallo Firé constituyen los mallos de Riglos.
Riglos y sus mallos son un paraíso para los escaladores, entre quienes son famosos y conocidos internacionalmente, y para las aves rupícolas, que tienen su hábitat en las múltiples oquedades que se producen en los mallos. Estas aves, en su mayoría rapaces protegidas, pueden verse sobrevolando el territorio.
Para completar la visita, se ha creado un centro de interpretación de aves carroñeras en Riglos, ARCAZ, que dedica un amplio espacio al buitre leonado.
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