A muy pocos kilómetros de Huesca y distante de su localidad vecina, Chimillas, tan sólo un kilómetro, Banastás nos permite pasear con tranquilidad desde Huesca y en sus alrededores.
La localidad se sitúa muy cerca del río Isuela, en la llanura que se extiende bajo la sierra de Gratal, una zona bastante fresca y ventilada, donde Pedro I, rey de Aragón, ordenó la repoblación con almendro y olivo tras la conquista de Huesca.
Banastás sufrió gravemente el desarrollo de la Guerra Civil. De hecho, su destrucción fue tan acusada que hubo de ser reconstruida posteriormente por el Servicio de Regiones Devastadas.
Un curioso hito arquitectónico lo constituye la caseta de las cruces, dedicada a conectar las acequias, que data de los siglos XV-XVI.
Muy recomendable por su belleza, sobre todo en los momentos de transición estacional, es el recorrido por el humedal de Cortés, que nos permite continuar la senda hasta Banastás, y también hacia Chimillas.
Siguiendo con el patrimonio natural, hemos de incluir el “Carrascal de Nisano”, un amplio bosque de encinas, el único de llanura de la provincia de Huesca, con una importante extensión de bosque rodeado de campos de cereal, con grandes encinas aisladas dentro de los campos cultivados. Destaca la Carrasca Becha, un árbol monumental catalogado.
Banastás celebra sus fiestas el 30 de noviembre en honor a San Andrés, y el 8 de Diciembre por la Inmaculada Concepción.
Argavieso se encuentra ubicada en la antigua vía romana Ilerda-Osca. Su imagen destaca por el monumental Castillo-Palacio de los Gurrea, edificio que se sitúa en un extremo del núcleo urbano, sobre un gran promontorio rocoso que domina la población. Su estructura, rectangular aunque achaflanada en los flancos de poniente, se encuentra debilitada. Sin embargo, guarda en su interior un bello patio renacentista del siglo XVI.
En el extremo opuesto de la localidad se levanta la iglesia parroquial, un templo de carácter popular construida entre los siglos XVIII y XIX.
Documentalmente se cita por primera vez en 1097, al ser donada la Monasterio de Montearagón. Posteriormente perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén.
Argavieso es cuna del ilustre pedagogo Don Felipe Martín del Campo.
Su riqueza en torno al patrimonio natural queda en sus proximidades: la “Peña Mora”, que forma parte de la denominada “Ruta de las piedras fecundantes”, formaciones de arenisca a la que se atribuyen ritos paganos de fertilidad.
El 8 de Diciembre celebran la festividad de la Inmaculada Concepción, y el 1 de Mayo se realiza la romería a la ermita de la Virgen de la Corona de Piracés.
Enclavado en el Somontano oscense, Antillón es uno de esos lugares que sorprenden más allá de lo esperado.
Internarse en su callejero es empezar a encontrar rincones y recuerdos de épocas pasadas. Por un lado la antigua almazara y fábrica de aceite, un cuidado museo al aire libre dedicado a no borrar las huellas de los oficios tradicionales.
Conforme vamos acercándonos a la cumbre de ese banco de arenisca sobre el que se asienta la población se van multiplicando las sorpresas: varios lienzos de muralla, torreones y un portón nos dan la bienvenida al recinto histórico. Una vez cruzado ese umbral se podrá disfrutar de su curiosa parroquial, de origen románico, dedicada a la Natividad de la Virgen, un poquito más arriba, sobrepasado el templo, una plaza abierta deja a uno de sus lados el antiguo horno de pan.
Si optamos por rodear la parroquial y seguir ascendiendo por las estrechas calles de Antillón, descubriremos la cumbre de la población y un espectacular mirador de la comarca.
Esta pintoresca localidad forma parte de uno de los tramos del Camino de Santiago catalán a su paso por tierras aragonesas.
En sus alrededores encontraremos la fuente vieja y la ermita de San Cosme y San Damián y la de San Juan, en un altozano de la localidad.
Además, en las proximidades se incrementan los valores naturales al destacar el barranco de la Hormiga, con elementos geológicos interesantes como la gorga denominada “poza Sola”, y las chimeneas de hadas.
Antillón celebra sus fiestas el 8 de septiembre, por la Natividad de la Virgen, y el 29 de Abril, con la romería al Monasterio del Pueyo.
Entre los llanos de La Violada y La Sotonera se alza Alerre.
Aprovechando la ladera de un pequeño altozano se distribuye su caserío, en el que encontramos algunos buenos ejemplos de arquitectura histórica y señorial.
Centro de la trama urbana, su iglesia parroquial dedicada a Santiago apóstol, y anexa, la magnífica torre medieval. Dicha atalaya bajomedieval refuerza su interés al haberse convertido en un Museo del Traje y del Calzado. Guarda en su interior tesoros tanto locales como nacionales e internacionales de gran valor etnológico. Los trajes, los diferentes tipos de calzado, los abanicos y los sombreros aquí expuestos fueron adquiridos por el diplomático Tomás Moyano en sus viajes por todo el mundo. Dada su afectiva relación con la localidad decidió cederlos a la misma para su exposición pública en este histórico recinto.
Como curiosidad, la tradición ha ligado este pueblo a los llamados “Siete Lugares”, es decir, que desde épocas remotas éstos han efectuado su “voto” al santuario de Loreto, antiguo “fundus” romano en el cual, según la tradición nació Lorenzo, diácono mártir.
Alerre celebra sus fiestas honrando a dos importantes santos; por un lado, el 20 de Enero por San Sebastián, y entrada ya la época estival, por Santiago, el 25 de Julio.