Con los títulos de Noble y Antiquísima villa, Loarre se despliega bajo la sierra del mismo nombre y a los pies de su castillo, la fortaleza románica (siglos XI-XII) mejor conservada de Europa.
El origen de la actual población, de hecho, se encuentra fuertemente asociada al castillo y su aldea, llamada San Esteban de la Huerta. Sin embargo, unido a la decadencia del Castillo-monasterio entre los siglos XV y XVI, el poblado inicia su traslado a un lugar más llano y accesible, la actual ubicación, construyéndose su parroquial, dedicada a San Esteban en recuerdo de su antigua denominación.
La iglesia de San Esteban (siglos XVI-XVIII) destaca sobremanera su volumen dentro del caserío lobarrés, llamando poderosamente la atención su monumental torre-campanario, un buen ejemplo de sillería, con base cuadrada y tres cuerpos rematados por un espléndido chapitel octogonal y pináculos de tradición gótica. La ornamentación floral sigue el mismo estilo y completa este monumental edificio artístico.
Desde la villa de Loarre podemos iniciar o continuar algunas interesantes rutas senderistas (GR 1), visitar enclaves de gran valor natural o patrimonial, y disfrutar de un paisaje magnífico en los inicios de la primavera, ya que el almendro en flor es un reclamo original que enriquece la zona en todos los aspectos.
En los alrededores de la población y del castillo podrá visitarse también el paraje de Fuenfría (cuyo refugio conserva un crismón trinitario), el Puzo y el entorno de la ermita de Santa Marina.
Loarre celebra sus fiestas el 15 de mayo por San Isidro, mes en el que también se lleva a cabo la romería hasta la ermita de Santa Marina. Y finalmente, las fiestas de San Demetrio, el 8 de octubre.