Esta pequeña localidad de la comarca, a escasos kilómetros de Huesca y a orillas del río Isuela, despliega su reducido caserío en la zona meridional del territorio.
De interés para el visitante y curioso de la historia es la ermita de Santa Ana, de origen medieval. Se trata de una iglesia románica de finales del siglo XII o comienzos del XIII, de una sola nave, siendo recrecida en altura en épocas posteriores.
El apelativo de castillo no se refiere a una función defensiva, sino que se relaciona con el uso agrario del territorio. En el Alto Aragón es habitual este topónimo aplicado a las explotaciones agrarias aisladas.