En un llano ubicado en la falda meridional del pico Gratal se encuentra Arascués, junto a la acequia del Isuela, en una zona donde podemos encontrar un posible acueducto romano.
Dentro del caserío urbano encontramos edificios y casonas de buena factura, algunas del siglo XVII, mostrándose en ellas escudos de ciertas familias ilustres: Arascués, Ascaso, Avellana…
Despuntando entre el entramado urbano, la parroquial de San Martín, que al ser destruida durante la guerra civil hubo de ser renovada posteriormente, con la curiosidad de que para hacerlo se reutilizaron los materiales del antiguo edificio, de época románica.
En sus alrededores destaca la Ermita Santuario de Nuestra Señora del Olivar, cuya última remodelación data del siglo XVIII, conservándose la casa del ermitaño en su muro sur.
Se mantiene un azud sobre el río Isuela, datado en época medieval, pero con reformas en los siglos XVI y XVII, así como el antiguo lavadero y la fuente.
De gran interés patrimonial, la ermita rupestre de San Julián de Andriá, ubicada en el barranco de San Julián, en la sierra de Gratal. Este barranco, también conocido como las Gorgas de San Julián, configura un enclave espectacular, donde el espacio en su interior está dominado por una gran cámara oscura apenas iluminada por una grieta superior que se abre entre los enormes paredones verticales de conglomerado rocoso erosionado por la acción del agua.
Arascués celebra sus fiesas el 20 enero, con las hogueras de San Sebastián; el 26 julio, las fiestas en honor a Santa Ana; el 8 de septiembre, la fiesta grande en honor a la Virgen del Olivar. Por otro lado, la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y las subastas de carne, celebradas por la iglesia el primer domingo de octubre, por su proximidad con el día siete de ese mes, en conmemoración de la Batalla de Lepanto, que tuvo lugar ese día 7 de octubre del año 1571.