Uno de los grandes atractivos de la Hoya lo constituyen sus humedales, albercas y embalses, un conjunto de hábitats excepcionales para la conservación de la biodiversidad. Entre ellos destaca con luz propia Alboré, situado en Montmesa, una laguna que forma parte actualmente del embalse de La Sotonera.
Su situación a los pies de los Pirineos le otorga un inmenso valor estratégico, sobre todo en el contexto del fascinante y enigmático fenómeno de las migraciones de las aves. En las aguas poco profundas y en las orillas, orladas de tamarizales, se puede intuir la vida, pululando en invierno cuando los bandos de anátidas y otras aves acuáticas establecen aquí su hogar temporal. Es fácil detectar la presencia de aguilucho pálido y aguilucho lagunero. Pero la observación ornitológica está de enhorabuena cuando en la denominada migración prenupcial, a finales del invierno –meses de febrero o marzo–, se concentran decenas de miles de grullas que utilizan La Sotonera y Alboré como descansadero, antes de sobrevolar la cordillera con destino al norte de Europa.
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