- En la Hoya de Huesca existen seis almazaras. Se localizan en los pueblos de Los Molinos de Sipán, Bespén, Bolea, Ayerbe y Almudévar. Las principales variedades cultivadas son Empeltre, Verdeña y Negral.
No te pierdas la visita al Molino del Viñedo, en Castilsabás, un espacio expositivo etnográfico que muestra los procesos de este antiguo oficio. - Buenos productos, buen servicio: algunos de los restaurantes aragoneses mejor puntuados en las guías gastronómicas de nuestro país se encuentran en esta comarca. Son Lillas Pastia, Las Torres, Tatau Bistro –en Huesca–, y La Venta del Sotón –en Esquedas–. La receta de la gallina asada de Casbas fue ya recogida en el siglo XV por Ruperto de Nola, cocinero del rey Fernando de Nápoles.
- La ciudad de Huesca se ha asociado, desde siempre, con una extraordinaria gastronomía. Es un lugar en los que basta con salir a la calle parar darse cuenta del apego que se le tiene a esto de comer y beber. Y da igual la fórmula que sea. Tanto la restauración de mesa y mantel, como la de barra funcionan en la capital.
Hace ya mucho tiempo que la alta restauración laurentina comenzó a mover motores. Cocineros tan prestigiosos como Antonio Arazo, Carmelo Bosque, Sergio Azagra, Ana Acín, Darío Bueno y Rafael Abadía –o tan recordados como Fernando Abadía– han hecho y hacen que la gastronomía de elite tenga su espacio en Huesca. De hecho, fue la primera ciudad de Aragón donde cayeron las renombradas estrellas Michelín.
Además, Huesca tiene un comercio alimenticio y gastronómico que levanta pasiones. Pastelerías que conservan un clasicismo renovado, tiendas de ultramarinos con años y años de solera, locales especializados en cárnicos y en otros productos de la zona, vinotecas y otros establecimientos hacen de la capital un lugar en el que la compra va más allá de un mero abastecimiento.
Cuando la ciudad había demostrado excelentes maneras restauradoras surgió una ferviente devoción por otro tipo de establecimientos: los bares de tapas. Hoy, el tapeo es una de las aficiones preferidas por muchos visitantes y oscenses, y no hay plato que no tenga su versión en formato reducido. Para orquestar el sector tapero Huesca celebra cada año un concurso de tapas y la aceptación que tiene pone de manifiesto el gusto por comer de pie.