Uno de los principales atractivos de la Hoya son sus humedales, albercas y embalses, un conjunto de hábitats excepcionales para la conservación de la biodiversidad. Entre ellos destaca con luz propia Alboré, una laguna que forma parte actualmente del embalse de La Sotonera.
Su situación a los pies de los Pirineos le otorga un inmenso valor estratégico, sobre todo en el contexto del fascinante y enigmático fenómeno de las migraciones de las aves. En las aguas poco profundas y en las orillas, orladas de tamarizales, se puede intuir la vida, pululando en invierno cuando los bandos de anátidas y otras aves acuáticas establecen aquí su hogar temporal.
Pero la observación ornitológica está de enhorabuena cuando en la denominada migración prenupcial, a finales del invierno, se concentran decenas de miles de grullas que utilizan La Sotonera y Alboré como descansadero, antes de sobrevolar la cordillera con destino al norte de Europa.