Espectaculares a la vista e inmejorables para la práctica de la escalada son estas grandes paredes verticales o redondeadas formadas por rocas o conglomerados, que aquí se denominan “mallos” y que son característicos de la Hoya de Huesca.
Algunos, tal y como habrás visto en atractivas imágenes, presentan colores rojizos debido a los materiales ferruginosos que contienen, que se acentúan al atardecer.
Una visita a los Mallos de Riglos, Vadiello y Agüero, así como al Salto de Roldán te permitirá observar aves rapaces, disfrutar de la naturaleza en perfecto estado de conservación, practicar escalada y relajar la vista con un espectáculo único.
Folletos descargables:
Impresionantes y únicas son las panorámicas que muestran el conjunto formado por los mallos de Riglos y las casas del casco urbano, visibles desde varios puntos del territorio, algunas presentan estampas tan bellas como la vista al atardecer desde Murillo, o la más extensa desde el Mirador de los Buitres.
Paredes verticales que alcanzan los 300 metros de altura, asentadas junto al pueblo y al curso del río Gállego estos conglomerados calizos se formaron en el Terciario y fueron más tarde erosionados por el agua, la lluvia y el viento hasta formar las paredes actuales, de color rojizo debido a la existencia de hierro y arcillas que resulta espectacular a la caída del sol. Formaciones como el Puro, Mallo Pisón, Mallo Visera y Mallo Firé constituyen los mallos de Riglos.
Riglos y sus mallos son un paraíso para los escaladores, entre quienes son famosos y conocidos internacionalmente, y para las aves rupícolas, que tienen su hábitat en las múltiples oquedades que se producen en los mallos. Estas aves, en su mayoría rapaces protegidas, pueden verse sobrevolando el territorio.
Para completar la visita, se ha creado un centro de interpretación de aves carroñeras en Riglos, ARCAZ, que dedica un amplio espacio al buitre leonado.
Consulta más información de este núcleo y de todos los pueblos que engloba el municipio de Las Peñas de Riglos AQUÍ.
** Puedes saber más a través de la Web de la Ruta Geológica Transpirenáica.
Majestuosos se alzan estos monolitos de piedra junto al casco urbano de Agüero, que hacen de la localidad su sello de identidad.
Estos mallos están formados por conglomerados, cuyo origen está en la acumulación de partículas sólidas procedentes de la destrucción de los relieves pirenaicos, depositada al pie de la montaña por el río Gállego, formando un gran cono de deyección. El aspecto actual de los Mallos se debe a la erosión. Su forma y altura los convierten en lugar idóneo para la práctica de la escalada y otros deportes, además de para la observación de colonias de rapaces, que anidan en este medio.
Entre las formaciones, el monolito de Peña Sola, creado por fractura de una gran masa, sobrepasa los 200 metros en su vertiente oeste. Para la escalada existen varias vías por Peña Sola. No son mallos muy elevados, sin embargo están poco masificados para este deporte.
En un entorno singular y especialmente bello con el embalse del mismo nombre en la parte central, se levantan estas formaciones de conglomerados, grandes paredes verticales aisladas, denominados mallos. Los de aquí son conocidos como los Mallos de Ligüerri, y están dominados por los monolitos la Mitra y el Puro, junto con el barranco de Isarre en el que se encuentra la ermita de San Chinés. Otro de los símbolos pétreos de Vadiello es el "Huevo de San Cosme". Una larga lista entre la que se encuentran la Patata, los Pepes, también llamados mallos d’Aliana, Lazas, las Crestas del Borón, el pico San Jorge, más los barrancos de Escomentué, del Diablo, de Lazas y la Canal del Palomo, en los que puede ver gran cantidad de buitres leonados.
En los mallos de esta zona son redondos y forman un macizo pétreo ideal para los amantes de la escalada.
Cercano a la ciudad de Huesca, este paraje extraordinario y solitario, de imponentes paredes rocosas y desde el que se contempla un magnífico paisaje, en el sector noroccidental del Parque Natural de Sierra y Cañones de Guara, recibe su nombre en honor a uno de los personajes más legendarios de la Edad Media, el valeroso caballero galo Roldán. Cuenta la leyenda que cuando Roldán, al mando de la retaguardia del ejército carolingio, se retiraba hacia Francia, hostigado desde el sur, fue rodeado en la peña de San Miguel. Roldán, para liberarse de sus perseguidores espoleó a su caballo que, de un salto, alcanzó la peña de enfrente, sorteando el abismo, dejando marcadas sus huellas en la propia roca.
El Salto de Roldán formado por dos impresionantes mallos, la peña San Miguel (o de Sen) y la peña de Amán (o de Men), formaciones vertiginosas verticales de conglomerados, entre los cuales discurre el río Flumen.
Los mallos se han formado por la erosión del río sobre los distintos niveles de conglomerados depositados en la era del Terciario. Todos los mallos cuentan con distintos niveles de dureza de la roca. A veces, la roca se fractura formando mallos aislados, como el caso de la Peña del Fraile.
Este tipo de ambientes geológicos y con variación de corrientes de aire son hábitat preferido por numerosas aves rapaces, destacando el buitre leonado, que aprovecha las oquedades de la roca.