Sesa es una pequeña localidad de la comarca ubicada a orillas del río Guatizalema.

La zona fue habitada por los romanos, acuñándose las primeras monedas de la población entre los siglos I y II antes de Cristo, aunque se trató de una ceca muy escasa y con cortas emisiones; lo interesante estos denarios son de los primeros hallados en Aragón.

La presencia musulmana fue muy importante en esta zona que enlaza con el somontano de Barbastro. Así es como los reyes del Reino de Aragón decidieron gradualmente internarse y conquistar el llano, rico y productivo, frente a la dureza de la montaña.

El caserío de Sesa se dispone acomodándose a la irregularidad del cerro en el que se dispone, teniendo como centro catalizador la iglesia parroquial dedicada a San Juan Bautista. Se trata de un templo datable a principios del siglo XIII. Es un edificio de una sola nave que termina en ábside semicircular cubierto por bóveda de cuarto de esfera. Destaca, aparte del tambor absidial, la portada, de seis arquivoltas que apean en cuatro parejas de capiteles decorados con elementos vegetales de carácter gótico y dos pilastras.

Al norte del templo, una prominente plataforma rocosa nos habla de un muy probable asentamiento islámico y después fortificación cristiana como en otros lugares de alrededor.

En las inmediaciones de la localidad destaca la ermita de Nuestra Señora de la Jarea, con claustro gótico, y un horno de cal, así como las interesantes piedras fecundantes protagonistas de ritos ancestrales vinculados a la fertilidad: “Casto” y “La Ratona”.

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Sesa celebra sus fiestas el 15 de Agosto por la Asunción de la Virgen; y en Semana Santa la romería a Nuestra Señora de la Jarea.